Magnífico artículo de Patricia Ramirez (@patri_psicologa) publicado en "El Pais"
Ante un desengaño, ruptura o
abandono amoroso, es inevitable pasar por fases de tristeza,
desesperación, impotencia… Los sueños, las ilusiones, se rompen para una
parte u otra de la pareja y suele empezar un calvario, cuya duración
depende de cada afectado, que pasa por varias fases:
Fase de súplica.
La primera reacción puede ser llorar e implorar su amor. No se pierde
la dignidad por decirle a alguien que le ama, pero sí se hace cuando le
están diciendo que no le quieren a usted y sigue insistiendo como si no
tuviera valor, como si en su vida no fuera a tener otra oportunidad de
encontrar a alguien que le merezca.
Fase de razonamiento.
En ella, la persona despechada, que no entiende cómo todo funcionaba
bien y de repente todo se desmigaja, intenta a través de razonamientos
hacer ver a la otra parte que se ha equivocado, que no va a encontrar a
nadie igual, que todo vale la pena por el tiempo invertido y que hay
posibilidad de corregir lo que no funcionó.
Fase de locura,
en la que se pasa del amor al odio. Se verbaliza que no se quiere saber
nada del otro, pero contradictoriamente se buscan mensajes, llamadas o
algún indicio de que su ex puede haber recapacitado y volver.
Fase de adaptación.
Poco a poco, la vida se va ordenando. Como todo proceso de pérdida, uno
empieza a encajar en esta nueva etapa de su vida. Empieza a normalizar
su rutina, duerme mejor, trabaja como siempre, se relaciona con sus
amigos, su ex deja de ser el protagonista de todas las conversaciones y
comienza a tener ilusión.
Fase de indiferencia.
Ya se está preparado para vivir sin la presencia del ex, no lo
recuerda, y por fin ha pasado a un segundo plano. Esto no significa que
si se lo encuentra por la calle no le dé un vuelco el corazón o vuelva a
despertar los buenos y malos recuerdos, pero por la general vive ajeno a
su ruptura. Ya no hay desamor, sino un periodo en el que usted se abre y
se siente seguro.
Fase transversal.
Se vive a lo largo de todo el proceso de pérdida y desamor. Y los
protagonistas de ella son su apoyo social, aquellos que no le dejan ni a
sol ni a sombra para animarle. Son los buenos amigos, esa parte de la
familia que siempre está para todo, aquellos que desean siempre su
felicidad. Escúchelos, tienen una visión distinta de lo que ha ocurrido y
ahora le dirán todo lo que pensaban de forma sincera, opiniones que
igual llevaban tiempo callando por respeto a su relación y sus
decisiones. Déjese arrastrar por ellos.
Normalmente vivimos instalados
en la velocidad, pero cuando uno se ve inmerso en una ruptura amorosa,
parece que todo se ralentiza, que no pasan las horas. Se deja de vivir
el presente porque es donde se convive con la tristeza y nos dedicamos a
contemplar el pasado como si se pudiera alterar. Existen personas que
le dan vueltas y vueltas, fantasean con la posibilidad de regresar en el
tiempo y lo verbalizan.
Pero no es posible volver y se
puede asegurar que tras unos meses, superado el infierno, a lo mejor la
pérdida se ve con otros ojos, incluso se llega a atisbar su parte
positiva.
No viva la separación de forma
irracional, como si el mundo se acabase después de esa persona amada. La
emoción dominante en estos momentos es tan intensa que se piensa que es
la única verdad que existe. La forma de evaluar, de interpretar y de
plantear la ruptura va a ser la clave para luchar y seguir adelante
dignamente. Acepte la pérdida, deje de hacer reproches, de buscar
culpables, de sentirse un miserable…la vida sigue.
Salvo que se sea feliz en la
relación de pareja, nadie tiene la obligación de permanecer al lado de
alguien a quien no valora ni ama. Usted es libre de estar solo o buscar
con quién sentirse vivo. Su pareja también. Raras veces se rompe el amor
de mutuo acuerdo.
Si se encuentra en esta
situación o conoce a alguien que lo esté, aquí tiene unos consejos que
le ayudarán a tener más autonomía y a contemplar el mundo desde otro
punto de vista.
Reinterprete.
Realmente no es la ruptura lo que no le deja vivir, sino el resultado de
la evaluación que hace de ella. Creer que la situación es catastrófica e
insalvable es solo un estilo negativo de afrontar las cosas. Pero si
cree que realmente la situación es así, seguramente ocurrirá así.
Empiece a focalizar la atención en lo que todavía le hace sentir bien.
Salir adelante o no, depende de usted; si usted no se salva, nadie lo
hará. Lo que piense, lo que haga y lo que siente se influyen mutuamente.
Hay que aceptar que se va a pasar una mala racha y que todo volverá a
su sitio.
Aproveche las emociones.
Es necesario aprender a tolerar la frustración y las otras emociones
negativas, porque con ellas se madura. Durante días cambiará su
intensidad y variedad porque se trata de un proceso de duelo por la
persona perdida. No tienen más protagonismo del que se les quiera dar.
Es bueno aliviar esos sentimientos a través del ejercicio físico,
expresándolos por escrito o a través de la pintura, la música…
Hable y escuche.
Hablar con sus amigos de lo que le ocurre es importante, pero hágalo si
puede con varios, para no torpedear siempre al mismo, también cuénteles
otras cosas de su vida, pregúnteles por ellos y no convierta las
conversaciones y los ratos con amigos y familiares en un monotema: “su
ex”. No es la única persona con problemas, ni su problema es el más
grave, solo se dará cuenta si escucha a los demás. Es el momento de
implicarse en causas y proyectos solidarios. Su dolor pierde valor
cuando convive y es empático con el de otros.
Actúe sobre su comportamiento.
Atrévase a conocer a gente nueva, visite ambientes que siempre le
hubiese gustado frecuentar. No espere a estar bien para hacer cosas.
Esta regla funciona al revés: tiene que hacer cosas para poder llegar a
estar bien.
Cuídese y mímese.
Vigile su aspecto, alimentación, higiene y salud. Dedique más tiempo a
esto y menos a pensar. Sobre todo al principio, dese caprichos que le
hagan sentir mejor y que habitualmente no se concede.
Rodéese de gente que le quiere.
El apoyo social es importantísimo en estas circunstancias. No caiga en
la trampa de buscar la soledad constantemente, no le ayudará a
distanciarse del pasado.
El pasado sirve para aprender. Si está arrepentido
de algo, es mejor buscar su propio perdón que seguir intentando que le
perdone el otro, porque si ya no le ama, da igual que haga muchos
méritos por demostrar lo que vale: sencillamente no le atraen porque ya
no le quiere. Guarde esos valores para personas que puedan apreciarlos y
derroche su energía en otras actividades. Tampoco parece buena idea de
cara a superar una ruptura pensar que “podemos ser amigos”. Si eso es
posible, ya llegará solo; por el momento, la distancia es lo más sano en
la mayoría de los casos.
En resumen:
FASES
- Suplica; Razonamiento; Locura; Adaptación; Indiferencia; Transversal
CONSEJOS
- Reinterprete; Aproveche las emociones; Hable y escuche; Actúe sobre su comportamiento; Cuídese y mímese; Rodéese de gente que la quiera; El pasado sirve para aprender.
http://elpais.com/elpais/2013/05/03/eps/1367574676_397716.html (El Pais - 03/05/13)
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