Al hilo de un excelente post que he leído hoy y que os recomiendo leer http://marisatieneunblog.wordpress.com/2012/08/28/el-sindrome-mary-poppins/ he recordado cuando siendo adolescente tambien tenía mis ídolos y lo mucho que me forjaron.
No cabe duda que los tiempos han cambiado una barbaridad, aquellos que tuvimos la suerte de disfrutar de la infancia y adolescencia en los 70's - 80´s poco tenemos que ver con los chavales que hoy están en esas edades tan conflictivas; bien es verdad que no disponíamos de los medios que hoy tienen a su alcance los jóvenes, pero por ello mismo aquellos años vinieron marcados por valores como la amistad, el trato personal, la imaginación, la necesidad de interrelacionarse cara a cara.. de los que hoy carece la juventud.
Yo recuerdo de aquellos años sobre todo dos cosas, una era la innegable camarerería que disfrutábamos, solo nos teníamos a nosotros mismos y nuestros amigos, había que ser ingenioso, los juegos eran grupales, no se marginaba a nadie, todos podíamos jugar independientemente de nuestras habilidades, la amistad estaba más consolidada por la propia necesidad, éramos todo nuestro universo, fuera de nuestra calle, de nuestro barrio no había nada, no había redes, chat, wasat... nuestra vida diaria se limitaba a nosotros y nuestro grupo, eso forjó lazos afectivos que hoy perduran.
La otra gran cosa que recuerdo era como disfrutábamos del tiempo en soledad, dentro de las casas, cuando nuestros amigos no estaban. Hoy un joven pilla un móvil, un pc, la TDT... y tiene horas de distracción, nosotros solo disponíamos de 1 o quizás dos emisoras de TV, la radio y la imaginación.
Una de las grandes ventajas que nos dieron aquellos años fue poder disponer de tiempo, mucho tiempo para imaginar, crear, inventar, leer... la mente siempre está funcionando, o bien la pones delante de un TV y la adormilas o delante de una hoja en blanco y creas, o delante de un libro e imaginas situaciones. Yo soy de aquellos niños "raros" a los cuales en sus cumpleaños, Reyes... uno de los regalos imprescindibles era un libro, un cuaderno y una caja de lápices de colores.
Gracias a ello tuve la suerte de crecer con Salgari, Verne, Stenvenson.. "viví" como pirata aventuras, "volé" en globo, "cultivé" en una isla desierta o "navegue" por el fondo del mar en un submarino nuclear; gracias a ello desde muy pequeño comprobé que la lectura puede darte enormes satisfacciones, hacerte crecer, darte una visión distinta de las cosas, y sobre todo puede divertirte. Mis ídolos, como no, eran Nemo, Crusoe, el corsario negro... lo cual agradezco, pues aún hoy los recuerdo y les agradezco las horas que vivimos juntos luchando en el mar de los Zargazos, o peleando contra un pulpo gigante o intentando explicar a Viernes quien era yo.
Creo que nos equivocamos cuando a nuestros jóvenes les damos ídolos con pies de barro, ídolos efímeros, futbolistas, cantantes, actores, cuando damos más importancia al físico que al fondo, cuando "dormitamos" mientras vemos que los jóvenes se educan tomando como ejemplo a personajes populares con fecha de caducidad.
Si desde las familias, desde la escuela, desde las administraciones educativas no somos capaces de conseguir que nuestros jóvenes adquieran el hábito de la lectura, aprendan a relacionarse sin medios electrónicos interpuestos, aprendan a imaginar, a crear, a divertirse por si mismos, sin necesidad de ayudas externas.., estaremos perdiendo una generación, estaremos creando jóvenes solitarios, enganchados a una pantalla de pc, de móvil, enganchados a una tv, jóvenes sin ideas propias, con mentes a medio crecer y sin espíritu crítico, mentes acomodadas y que funcionaran al relentí.
Yo soy lo que soy, para bien o para mal, gracias a que en mi juventud leí, jugué en la calle, pelee con mis amigos, cree mis juegos, pinte mis dibujos y mi mayor aliciente y motivación era ser feliz y divertirme con mis amigos, pero cara a cara, rozándonos, hablándonos y viéndonos...
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