18 de agosto de 2011

JMJ 2011

Está al cabo de la calle la polémica surgida a raíz del viaje de S.S. Benedicto XVI a España en las próximas fechas, poco menos parece que viene a visitarnos un sátrapa y que nos robará hasta los cubiertos de la vajilla de plata de la abuela, de tan feroces que braman algunas gargantas.
España es, constitucionalmente, un país "aconfesional", es decir, el Estado como institución no tiene, o no debe tener, afectos o desafectos por ninguna creencia religiosa, debe permanecer al margen; tras los lúgubres años de la dictadura, en los cuales el Estado se apoyaba en la jerarquía de la Iglesia, que no en la propia Iglesia, para mantener su status, no fue mala idea hacer que legalmente el Estado se separase del poder fáctico que la Iglesia representa.
Pero de la aconfesionalidad al ateísmo hay bastante, no se puede pedir hoy que España, poblada mayoritáriamente por católicos - esto es una verdad irrefutable - practicantes o no, de la espalda a una realidad social que nos representa y que ha formado parte del acervo cultural español desde siglos pretéritos; pretender que el Gobierno plante cara a un Jefe de Estado y le prohiba la visita es tanto como si un grupo de racistas pide la no visita de Obama en base a que es de color.
La gran polémica surge con el enorme gasto que supondrá la visita, y se indica, con cierto sarcasmo, que ese dinero se destine en paliar el hambre en África, muy digno propósito, no cabe duda, pero que poco tiene que ver con los motivos reales del rechazo a la visita Papal.
En principio la mayoría de ese gasto es asumido por la propia Conferencia Episcopal, a través de colectas y de cuotas que pagan los participantes; el Estado solo se hace cargo de los gastos de seguridad, estancia y acomodo del Ilustre visitante, vamos, como hace con cualquier Jefe de Estado que a España viene en visita oficial o privada.
Pedir que ese dinero se destine al cuerno de África es no saber, o no querer saber ( que tanto monta, monta tanto ), que allá, donde miles de personas mueren de hambre, los propios guerreros del Islam son los que prohiben la llegada de alimentos. A Al quaeda o otros grupúsculos les interesa un pueblo subyugado e inculto para poder seguir manipulando a sus pueblos en su vano afán por la conquista de occidente.
Lo que parece no recordar muchas voces contrarias al viaje Papal, es que la Iglesia Española, y la Universal por añadidura, destina miles de millones a paliar la necesidad de muchísimas familias; olvidan que la Iglesia a través de Cáritas, de la Pastoral Penitenciaria, de la Pastoral Juvenil...etc, etc.. dedica mucho tiempo, esfuerzo y dinero a ayudar al mas necesitado ( mientras nuestros políticos lo destinan a otros menesteres menos humanitarios ).
Lo que de verdad espanta en este "circo" que algunos pretenden montar a costa de la JMJ es la distinta vara de medir que se tiene en España; se reunen 30 personas ante una plaza de toros pidiendo que se supriman las corridas es eso es " la voz del pueblo ", 3.000 personas se reunan en Sol, se llaman "movimiento 15-M" y son " la voz del pueblo ", 5000 manifestantes anti Papa son " la voz del pueblo ", pero 2.000.000 de personas, DOS MILLONES, con 6 CEROS se reunen en torno a Benedicto XVI y no son nada, bueno, si, son la diana de aquellos que pretenden que quien no piense como ellos pase por la hoguera...
A muchos de los que hoy protestan les valdría mas vender su TV de plasma, su mini cadena de música, su portátil, su móvil 3G, suprimir si conexión de banda ancha... y mandar ese dinero a África, al menos entonces podrían protestar con razón.
El día que vea protestar con igual intensidad del costo que supone para el país la kale borroca, el vandalismo de los ultras deportivos, las manifestaciones de los trabajadores de astilleros o simplemente, que se critique el coste del dispositivo policial de la manifestación anti-Papa de hoy mismo, creeré que al menos, los que protestan son coherentes.

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